lunes, 6 de junio de 2011

12- KIKOPAN DICE: "La inexistencia demuestra la existencia"

   Como de costumbre estoy en desacuerdo contigo. Intentaré ser breve. Dudo que la libertad exista, pero partiendo de la base de la idea de que me gustaría creer que si existe puedo decir que no, que la libertad no es igual a control. Piensa por ejemplo en que sí fuese así, el sujeto no tendría libre elección, no tendría poder de decisión pues estaría obligado a elegir siempre aquellas elecciones que le hicieran controlar ese grado de estres del que hablas, y al estar obligado, su elección ya estaría tomada de antemano y carecería de libertad. Otro punto por el que me veo en la "obligación" de discrepar es en el de la generalidad, es decir, si todas los sujetos, en su subjetividad, eligen mantener equilibrado ese estres, quien tome decisiones que lo alejen de ese control, es decir, decisiones que lo lleven a situaciones de infelicidad, ¿estaríamos hablando de alguien que no es libre?, o todo lo contrario, hablaríamos del único libre, pues es el único que desmotrablemente ha elegido algo distinto a lo que su naturaleza le encamina a elegir. Te pongo el ejemplo del altruismo o del martirio, quien anda por esas sendas elige por y para otros, pierde el control de su grado de estrés, puede que sea infeliz e incluso muera por sus decisiones, es libre al elegir, y elige olvidarse del control.

   Desde mi parecer, el punto es el siguiente: Dicen por ahí que el resto de especies animales que nos rodean no son libres por que sus decisiones están de algún que otro modo condicionadas por sus instintos, y aún así, si fueran libres no tendrían la capacidad de ser conscientes de ello. Esta idea es una de las excusas más efectivas que ha utilizado la humanidad para infravalorar la idea innata de libertad de cada ser, y la ha utilizado para exterminar, meter en jaulas, experimentar, tratar como un cultivo, comerciar y demás barbaridades con el resto de especies. Partiendo de esa absurda premisa y que durante un minuto voy a considerar cierta, he de decir que nosotros, a diferencia del resto de especies, aún siendo también animales, "exclavos" de nuestros instintos, condicionados por nuestra experiencia previa, nuestras emociones, nuestra genética, nuestros deseos, ambiciones, motivaciones, valores, principios, creencias, fe y un largo "etc" más, si que somos conscientes de nuestros condicionantes, y al serlo podemos decidir teniendo en cuenta aquello que quiere limitarnos. Somos conscientes pues de la idea de libertad, de la sensación de dicha idea cuando se convierte en emoción y de sus limitaciones. Es por tanto esa consciencia la que nos hace poder elegir con conocimiento de causa y efecto. En resumidas cuentas creo que:

"El ser conscientes de la inexistencia de la libertad, nos hace libres".

11- LO DICE: Libertad=control

Libertad=control

Esa es la ecuación, quizás haya algún complejo camino matemático que recorrer entre variables sumamente numerosas pero ahí esta el resultado.

Constantes son los errores que se cometen a la hora de hablar de la libertad, que si es un concepto humano, que si se puede o no extrapolar a las demás especies... bla bla bla....

La libertad es un concepto humano, que proviene etimológicamente de la palabra libertas, sin embargo el concepto ha traído por la calle de la amargura a innumerables filósofos y poetas para no llegar a ninguna conclusión. Por eso yo traigo esta conclusión, para dar luz, aunque fundamentado en una opinión con la que se puede estar más o menos de acuerdo pero eso es cosa del lector (y no intento justificarme).

La libertad, entendida como la relación entre el humano y su ambiente nos deja en relieve la definición que expone la libertad como la capacidad del hombre para elegir sus actos siendo completamente consciente y responsable de ellos. La libertad es la oportunidad para decidir lo que se quiere hacer por lo que es necesario apuntar que lo que el ser humano busca es la felicidad entendida como un estado de equilibrio mental y fisiológico por lo que la libertad es el capacidad para realizar acciones que contribuyan a encontrar o mantener ese equilibrio. En este punto es donde entra la palabra clave ESTRÉS. El estrés que motiva los desequilibrios ya sea por su exceso o por su defecto es el principal causante de la perdida de felicidad ya que (cualquiera puede estar de acuerdo conmigo) tener un estrés intenso no es saludable y la falta de él dispone un estado de aburrimiento nada agradable. Si la libertad era la capacidad para tomar nuestras propias decisiones, y nuestras decisiones caminan en pos de la felicidad (cada cuál entiende por felicidad lo que quiere) y ese estado estresante es el que nos aleja de la felicidad la libertad queda como la capacidad para hacer algo que controle el estrés.

Puedes meterle a esta argumentación hipótesis acerca del alma, acerca del amor, acerca de Dios, acerca de aspectos miles... pero el resultado es:

LIBERTAD=CONTROL 

sábado, 4 de junio de 2011

SOLÍA SUICIDAR A LAS PALABRAS

   Solía suicidar a las palabras en post de la oración, solía separar las palabras de distinta índole en columnas y filas de líneas continuas, cárcel de tinta para ideas de eterna brevedad. Al percatarme de ello dibujé las líneas de forma discontinua, dejando así conocerse a los presos de aquel papel. Viendo mi empresa inútil decidí no escribir líneas entre mis letras y dibujé inspiración en cada espacio. Al verlo aún insuficiente las dejé volar libres, en esa libertad hipócrita que da el tamaño de un papel Din. a-4. Hoy hasta las comas y puntos me parecen piedras con las que puedan tropezar. Evito así pues escribir dichos signos, y con ellos desaparece también la coherencia de mi escritura. Pienso y luego abandono la tinta, pues ella da sólo una forma y un color a algo que es de todas las formas posibles y de color dulce y amargo. Dejo de escribir lo que siento para empezar a sentir lo que nunca debí escribir.


   Y hasta aquí. Sentí y viví aquello que sentí. Fui vórtice de sentimientos y espiral de miedos. Sonreí a las alegrías y también a los malos momentos. Fui pasatiempo del azar y diana imposible de acertar de mi voluntad. Sentí el no querer escribir cuando mas quería hacerlo. Hasta que caí en la cuenta de que, como en la historia del tornillo del libro de Morelli, tal vez una o mil palabras mías, por el mero hecho de tener forma de palabra, de oración, de texto, de vocal, tilde, coma o consonante, no significa que sean precisamente eso. Tal vez para vos parezcan palabras, tal vez vos no las vea acercarse y alejarse, tal vez no las vea moverse. Pero eso es porque a vos le han enseñado e incluso instruido a ver palabras y si por suerte para vuestra persona, la vida lo hizo inteligente a los ojos de su pluma, pueda alardear de ver ideas e intenciones entre tantos palabros.

   Pero ahora yo las veo acercarse y alejarse, y mientras duermo su movimiento es más lento, como más lento es el movimiento de las olas en bajamar, y cuando escribo o siento, su movimiento se hace más intenso. Intento deciros a vos, y a riesgo de que creáis que he perdido la razón, que en vez de letras yo veo a mi corazón.

   Mientras mi pluma se mueva y mi espada en forma de sarcástica conversación siga congelada bajo esta fachada de modales y educación. Yo seguiré derramando mi corazón, ya sea en un papel, una pancarta, una caricia o un anhelo… Anhelo el mío que vive en una lista de casi cuatrocientos números medio tachados. Uno por cada día que mi paciencia me ha amenazado a acabar con este apagón de abrazos y sonrisas.