sábado, 29 de octubre de 2011

GENIOS

Como icebergs de genialidad flotando sobre el océano de nuestras emociones. Nos mueven, nos mecen entre sus extravagancias. Nos hacen atrevernos, no solo nos dan alas, también nos dicen cómo usarlas, nos dan la sensación de volar, nos hacen cerrar los ojos, nos cogen de la mano, nos hacen genios, nos hacen mejores. Nos dan la oportunidad de compartirlos, de unirnos con el resto, de ser uno.

Nos hacen vibrar para luego estallar. Están ahí, en el cauce, nacimiento y desembocadura de nuestras ideas. Son la estrella polar de nuestro ánimo.

Desde que todo no era más que polvo hasta que lo vuelva a ser, nos han hecho chocar en el camino con la realidad de nuestra esencia humana, le han dado sentido y se lo han quitado a toda nuestra existencia, nos han hecho creer y dudar. Al fin y al cabo, nos han hecho.

Que sus teorías no confundan vuestras cabezas, que sus prácticas no hagan temblar a vuestras manos, que sus pasiones no hagan hacer huir a vuestros corazones. No digáis sus nombres ni los de sus obras, no los recordéis con lecturas o escritos, ni con gritos o susurros. Hacedlos parte de vosotros.

No los recordéis... sed ellos.

jueves, 27 de octubre de 2011

OTRA VEZ

   Otra vez yo. Le dije que mi vida era como un payaso que se burla constantemente.  Un payaso que suele dar vueltas alrededor mío;  lo bueno es que sólo lo veo cuando pasa por delante, lo malo es que se sigue burlando detrás de mí.

   Viaje al traste y volví para no contarlo, eso, como se suele leer en las novelas, es otra historia, solo sé que diré el cómo llegar, está justo detrás del tercer punto suspensivo.

   Sentí y perdí, o mejor dicho: sentimos y perdimos.

   Vi la meta, la vi y me di la vuelta para perderme otra vez en el camino, total... no voy a salir vivo...

   Hoy la Luna se cayó del cielo y se rompió en mil pedazos. Nadie sabe porque todos los pedazos fueron robados. Ahora para pegarlos hace faltan sueños y soñadores. Yo cogí un pedazo y decidí no compartirlo. Comprendí enseguida que tomé la decisión acertada, quién va a soñar hoy en día, quién es un soñador, quien cogerá un pedazo de Luna y buscará los otros para volver a construir lo que a  tantos poetas y poemas ha oído decir “te lo dije, te dije: “no seas””.

  Siete máscaras tenía él, yo tengo una forma de ver mi particular trocito de Luna por cada gesto que me brindas.

   Por cada palabra que no me dices escribiré un libro. Por cada sentimiento que me abandonó escribí un grito en el viento. Por cada buen momento que ya no tendré, dibujaré una sonrisa en mi rostro, haciendo así lo que nunca es.

   Cansado hasta de tu venda, cansado de no poder ver con tus ojos, con tu niebla, con tu espesa condena... cansado y ahorcado, cogido del cuello con el que rezo, con la cuerda de cáñamo que rizo para atarme del pie, para colgarme y estar más cerca del suelo que pisas, para poder ver si tus pasos caminan por mi espalda otra vez.

 Para poder oír si mi ausencia me calmará.... porque me llevaste contigo y te olvidaste de mí...

jueves, 20 de octubre de 2011

PEDACITOS DE HASTÍO

   Pedacitos de hastío que cada uno lleva consigo, por ejemplo mi boli, cansado de ser mordido, o tu entrepierna, cansada de mi olvido. Trocitos de hastío como los terrones de azúcar que dejaste flotando, sobre mi almohada, la última vez que decidiste posarte sobre ella. Terrones de azúcar que estoy cansado de intentar disolver con las lágrimas de mi hastío.

   Cansado estoy de las huellas de fantasmas que dejaron de levitar y que gimen soledad. Cansados los fantasmas de avisarme a patadas en el suelo de lo que todos sabíamos que iba a pasar.

   Harto de tantas manchas de sangre en el salón donde ahorqué al guardián del cajón donde escondes tu hastío.

   Cansado de sentir arrugado a mi corazón, casi ahogado en tus lamentos de alcohol y golferío.

   Tantos pedacitos de hastío deben tener mis emociones, como palabras hay escritas en su nombre.

  Hartas están las horas de oírme contar los suspiros del segundero

   Cansada la Luna de cabrear y enrojecer al Sol. Cansado el Sol de tantos poetas de la Luna.
  
   Cansados los ojos de los que miran por dentro

   Depresiones, hipocresía, falsedad, la inocua sociedad del bienestar, conformismo, tolerancia a cada revés que vemos que la vida le da al de más abajo, prisas, estrés, trabajo o la falta de él... el hastío del gentío se calza las manos a veces con camas de faquir, para luego firmar acuerdos con nuestra maltrecha conciencia.

   Cansados están los viajes y caminos de tantas metas.

   Hartas las ventas de maletas donde caben los valores de mil personas con porvenir.

   Mis sueños están cansados y atados al garrote vil, que gira y se acerca con cada acto de razón o lógica, con cada mesura, con cada pensamiento que no siente mi vendido corazón. Vendido por que vendió su forma de corazón y ahora tiene una esquina por cada espina que decidiste enseñarle y le hiciste creer que arrancaría.

   De nada servirá lamentarse de cada pedacito de hastío, más vale hacerlos aliados de mi días más lúcidos, agarrarlos de la mano y salir con ellos a donde ya saben que será. A bares de truhanes. A bares donde no hay señoritas, a bares de vistas perdidas, a bares donde la entrada cuesta diez pavos y doce sonrisas, y a cambio te dan una consumición y un puñado de risas.