Un día, después de una de sus funciones, me
acerqué a él y le dije lo mucho que me gustaba su espectáculo. Luego le
pregunté:
- ¿Cómo eres capaz de hacer todo eso?, por ejemplo, lo de
apagar las velas, yo una vez lo intenté en casa y me quemé los dedos.
- No puedes hacerlo porque aún no tienes un motivo
- ¿Un motivo?, ¿Para qué?
- Hijo, no hay ningún secreto, me quemo tanto igual que
tú, el truco está en aguantar el dolor. Es la única forma de recibir unas
monedas y poder dar de comer a mis hijos. Por eso soy capaz de hacerlo. Si
quieres hacer magia, busca un buen motivo.
Así, después de aquello supe, que aunque aún no te conociera, no habría mejor motivo que tú.
Busca un motivo. Sé un motivo
No se equivocaba...si la clave de todo está en sufrir del dolor para que después venga algo mejor y que todo eso haya valido la pena, ¿no?
ResponderEliminarNo creo que se equivocara... y si se equivocó, tuvo un buen motivo para hacerlo.
ResponderEliminarGracias por comentar :)