jueves, 13 de diciembre de 2012

PENTAGRAMA DE UN NAUFRAGIO

Se nos partió el barco que nos llevaba al mañana y las astillas se clavaron en mi corazón. Por eso ya nadie lo abraza, no querrían pincharse con mañanas que no pasan.

Sin ti,
sólo quedan los escombros de muros que juntos derribamos
y acordes impacientes de ser encontrados.

¡Me prometiste que ya no habría más papel que tu piel!
y mírame...
Reproches a un lado,
te echo de menos,
tus silencios me han silenciado
y ya no queda más viento que el sigilo de tus miradas.
Pero, aún así, te echo de menos.

¿Sabes?, até tus secretos a una nota de jazz, para que cuando caiga la noche y se alce la música, crea que estás volviendo a susurrármelos... como lo hacías antes: entre combates forjados en mil camas.
¿Recuerdas eso de...?
El tiempo será, con nosotros, sólo un compañero del viaje, que cuando nos besemos alivie sus pasos, y cuando nos dejemos de mirar, vaya más despacio.
Y el viento, ¿qué era eso que decías del viento?, ¡Ah, sí!, recuerdo que lo utilizabas como corcho donde colgar “para siempre” que el propio viento se llevó...

Sin ti,
sólo quedan altares al recuerdo, y una esquela donde antes reposaba tu pelo.
El muerto: El romanticismo.
Los cuerdos ríen cuando alguien les dice algo bonito y le miran esperando la coletilla, la última frase ingeniosa, o más que ingeniosa, frívola. La esperan porque de eso se alimenta la cobardía. La ignorancia furtiva se lo cargó, y en el sumario alguien escribió: Murió por probar a recitar un poema en un mundo que ya no rimaba con casi nada.
Debajo del nombre del muerto. Sus seres queridos:
Romanticismo, las lágrimas de todos nosotros no te olvidan, te llevaremos siempre en el corazón, tú nos hiciste saladas. ¡Hagamos de tu muerte un mar en todas las miradas!

Sin ti.
Tirare mis caricias por la ventana,
prenderé fuego a todas las velas,
ahorcaré a todos mis poemas,
le arrancaré la piel a todas mis sonrisas y las utilizaré como telón,
desayunaré mis penas
y me armaré de silencios y vistas al suelo.
Sin ti.
Sin ti solo queda un nosotros huérfano de tus formas
Sólo quedo yo,
desheredado de tus lunares,
náufrago de tus colores,
aquí contando los días desde que te fuiste...
con tu sombra a mi lado
midiendo cicatrices
y con el pentagrama mutilado. 
...

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