sábado, 23 de noviembre de 2013

SIN AVISAR

Por si nos fusila el tiempo
y no nos vuelve a regalar ni un calendario más
Por si el silencio nos atrapa
y nos invita a bailar su último vals.

Por si ocurre sin avisar,
antes
me paré a pensar:

A medida que va pasando el día, la soledad va siendo más barata.
Antes de que llegue la madrugada empiezo a verla como una ganga.
Pocos son los días que no la compro.
Aún menos las veces en las que me fían. Casi nunca llevo tiempo encima, y allí, la moneda o el billete son sólo una mentira.

Es un mercado extraño, donde todo ocurre sin avisar:
El invierno llega en verano,
los autobuses van marcha atrás,
las canciones suenan en silencio
y los cantautores son millonarios.

Es un mercado donde se comercia por la inercia de ir perdiendo el tiempo.
Se recrean espectáculos funestos,
se fabrican cabezas huecas de todos los tamaños,
los gestos se venden en casi cada puesto,
las máscaras están a la orden del día
y para los más temerosos regalan unos paréntesis,
se colocan a ambos lados de su vida y no dejan salir ni un solo latido
<> Pone en la letra pequeña.

Hay una entrada al mercado por cada día que tú no estás
y siempre hay alguien tocando el piano, empieza sin avisar y si tarareas la nota que está por tocar, se detiene antes de hacerlo y toca cualquier instrumento que no te esperes.
Sin avisar (Es su lema)

Sólo hay mujeres si no te paras a pensar
Si te paras a pensar, obviarás el “sólo”

El suelo está hecho con manillas de relojes y el techo es de cristal
Fuera siempre llueve, y siempre lo hace sin avisar.
Llevan siglos vendiendo ilusiones:
Al sabio le venden recuerdos,
al inteligente, herramientas
al necio, dinero
al pobre, vida
al muerto, tiempo
al enamorado, paisajes
al cobarde, heridas…

Algunas de esas cosas son gratuitas
¡¿Quién no se las agenciaría?!

Se nutren de pensamientos, venden motivos para que hagas lo que tengas que hacer, y luego pienses sobre lo que hiciste. Y así, siempre ganan.

Allí la gente no habla, sólo canta canciones sin avisar.
La eternidad se deja tocar en cada esquina
y la ansiedad da charlas sobre prevención social.
“Tú, primero; tú, sé tú mismo; tú, sonríe; tú, vive” Repite en cada mitin.

Sólo puedes entrar si estás perdido
y perdido he de estar, porque no te encuentro,
y si, ya busqué dentro de mi ombligo,
siempre es el primer sitio donde miro.

Te busqué sin mirar,
y no logré verte.
Quise preguntar a cualquiera de los que había allí dentro
Pero seguro que al puesto al que fuera
me respondían, en parte, con su lema:

“Se fue, se fue sin avisar”
Me dirían.

viernes, 8 de noviembre de 2013

CARCOMA

2:20 a.m
He sido pacto entre almohada y escenario.

La inspiración siempre llega tarde
y nunca llama dos veces.

Es de altura de lo que hablamos cuando nos miramos
Desde ahí arriba, hasta la sensibilidad de sus cabezas huecas
parece despierta.
Tejen telarañas los jubilados sobre el cajón de sus caprichos.
Es tarde ya y no hay sitio al que ir a llorar.
He pensado que al único al que merece la pena sobornar es al tiempo.
2:26 a.m.
He sido carcoma y he devorado tu estribillo.

Estoy triste por la palabra,
sigue perdiéndonos en una batalla inútil, histórica y obsoleta.
No se da cuenta de que quien la quiere como bandera,
no la quiere como viento;
quien la quiera como viento,
olvida su faceta de nota musical,
y quien baila con ella,
deja a un lado los sentimientos.
Es sólo una en cada uno,
cuando en realidad es todo, pero en ninguno. Incluso en el consciente,
en quien lo acepta.
Sólo en el muerto vive la verdad.

2:33 a.m.
Recuerdo el miedo a la oscuridad.
Antes reclamaba una luz donde ahora reclamo una piel.
Donde habitaba el miedo ahora vive el deseo.

Y la inspiración sin acercarse a mi habitación

Huele a todas las ausencias, incluida la mía.
Quien fuera blanco para ser mirado como los poetas lo miran.
Con esa ansia que está prohibida en misa. Ese deleite que sólo el río podría dibujar en su particular lienzo de ruido y vida.

Las heridas y las huidas,
útiles únicamente para quien nos cuida.
Las calles tristes porque ya no las sacas a pasear,
ni le cuentas aquellos cuentos de pisadas ligeras, lentas y despiadadas.

2:43 a.m.
Me despisté tirando unos minutos en twitter,
donde los poetas de pulgares se rompen la cara
por lanzar más alta su bengala. Sin ningún S.O.S.
pero con cientos de simulacros y alarmas.

Alguien toca a la puerta…
y yo con este sueño entre los dedos.