viernes, 19 de noviembre de 2021

VENTANAS HUÉRFANAS DE HORIZONTES


De entre todas las formas de perdernos,
encontrarnos siempre fue la más eficaz.

A estas alturas del año
han florecido los enfados
entre tus libros de arte
y se ha escapado aquel verano que regamos.

Los silencios han anidado en tus labios,
y sus pájaros de hiedra anuncian decadencia.
Ya de madrugada
han trepado las hormigas por mi garganta gritando tu nombre.

Domadores de insumisos,
malabaristas de consignas de monaguillo,
geniales trovadores de hidalgos y doncellas,
y anacrónicos voceros de cuentos chinos
echan raíces en mi discurso;
son nómadas impunes del viento que me habita,
alimento caduco de los ecos que me inspiran,
ingente atropello de tu delicadeza.

Huyen mis chacales al cobijo de tu tristeza
deseosos de perderse en tus laberintos.
Escaramujos de papel entre mis manos
anuncian sequías y abrazos extintos.

Del esqueje de mi sombra
ha crecido una ciudad de piedra
donde los niños juegan a construir
la forma de todos mis prejuicios.

En la playa, las huellas que dejamos,
se han llenado de castillos de alquitrán
custodiados por ejércitos empeñados
en derrotar toda oportunidad de volver
a volver
a encontrarnos frente al mar.

Escondido en el segundo previo al grito
he descubierto el culto a un dios furtivo, proscrito.
Su templo es el estruendo que nos unió,
su dogma es salvaje y esencial;
Sus fieles venden pan duro al precio de tus caricias
van por ahí dejando huérfanas de horizontes
cada una de mis ventanas,
y su mantra es una rapaz incapaz de olvidar.

De entre todas las formas de encontrarnos,
perdernos siempre fue la más eficaz.