martes, 20 de febrero de 2024

EL SECRETO DEL CERNÍCALO

Tres llamadas perdidas tras el alud 
aquí yacen honestidad y virtud 
un cernícalo sobrevuela la multitud
las huellas no son tuyas, eres tú.

Florecen ya nuestras excusas de madera
recorrimos juntos todos los acantilados
ni rastro de la primavera.

El tiempo es nuestro trilero favorito
si miento que arda el infinito
en distintas manos, pero en el mismo sitio

Somos la melodía que tararea un dios asustado,
la gran huida, las veces que llegamos
al portal de la mano.

Y, entre nosotros
si nos extinguimos 
recuerda que desembocan en mí todos tus ríos.

Yo sé que hay un ave que sobrevuela nuestros secretos
haciéndolos imposibles de ocultar
Yo sé que será terrible el momento de gritar adiós,
recuerda que juraste ser inmortal.

El tiempo es nuestro trilero favorito
si miento que arda el infinito
en distintas manos, pero en el mismo sitio

 

domingo, 5 de noviembre de 2023

LAS DIEZ DE MONTE

De mi infancia he trasplantado las ortigas 
he alimentado las colmenas de mis desaires,
cuidado la silueta de mis aventuras en tierra ajena, 
salvado al loco que habitaba en las promesas que os hice.

Para saber llegar hasta allí he discutido con los majuelos;
he pisado barros amarillos, cienos y arados.
Seguí el camino de los cansados
las indicaciones retorcidas del olivo, 
el silencio frío del recuerdo. 

El tarareo de una madre,
los nudillos del abuelo tamborileando en el cristal
la sopa fría y las costillas asesinas,
¡me canto las cuarenta! 
los secretos del río, 
sedal, cuaresma, 
roscos y magdalenas,
¡me canto las veinte!
flores silvestres, 
salvajes y caducas
batallas de rocas, 
palos e ingenua lealtad
¡saco la muestra!
bocadillos de leche condensada, 
pesadillas de juguete
cabañas con cimientos de verde amistad
¡me canto las diez de monte! 

La astuta rata astrónoma que es el tiempo,
escondida en las laderas de mi infancia,
huye bulímica al verme escribir este poema
golpeando el recuerdo, 
queriendo ser futuro.


domingo, 29 de octubre de 2023

CIUDAD

La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean las aguas podridas

Federico García Lorca


La ciudad no conoce el nombre de la gente que la habita.
La ciudad no perdona a sus enemigos.
No tiende puentes,
ni arropa con sombras de piedra.

No sabía el nombre de Rodrigo
ni de Francisco cuando llegaron.

Rodrigo no se mueve como ellos se mueven.
Tiene una conversación de trigo y vendimia.
Camina con el dolor de una generación
que sólo sonreía con la lluvia.

Moquean los hombres de ciudad
no entienden el mundo en el que habitan
compran cosméticos y vitaminas.
Rezad por ellos,
por los hombres de ciudad,
pues no saben dónde van, pero caminan.

Rodrigo confundido llama a casa
busca risas de melocotón
que ayuden a lidiar con las nubes de asfalto.
Encuentra voces de cortijo,
preguntas de velatorio,
consejos de abrigo y altar,
silencios con bata y enagüillas
y al final,
soledad.

Rodrigo
morirá en un bajo sin simiente en los bolsillos
sin fuego ni olor a sarmientos.
Habiendo luchado, sin haberse conocido.

La ciudad no conoce a los que mueren
es teatro de vivos, bochorno, circo y secretos.

Francisco
puede moverse como ellos se mueven
escribe versos donde caben largas avenidas,
sus poemas son ancianos que saludan desde lejos.

Francisco
recinto de sentimientos presos,
opaco destino de delirios
de grandeza,
cultivo de ideales,
ciudad de ciudades,
juramento y esperpento.

Francisco halagado llama a casa
busca aplausos de acero, reverendos de espino.
Encuentra rapaces atentos
fusilamientos de aspavientos
risas de melocotón.

Francisco
morirá en el centro con los bolsillos llenos,
sin colores ni poemas.
Habiendo escrito todo lo que ya se ha dicho.

Se agitan temblorosos los hombres de ciudad
cuando alguien los mira.
Compran tormentas de verano, después, auxilio.
Pedid por ellos,
por los hombres de ciudad,
pues no saben dónde van, pero caminan.

La ciudad no conoce a los que mata.
La ciudad no pare, es estéril mausoleo de sueños rotos.