El día que nos visiten los cirios
el día del gran hallazgo.
Tú me reconoces,
sabes quién soy.
Sabes que he olvidado los cuentos y las canciones
y que en mi silencio guardo todas las virtudes.
Tú, que has huido carne adentro,
que sabes quién soy y me reconoces,
has escuchado mi voz susurrándote al oído
y sabes que tiemblan los campos cuando los transito.
Dime, quién eres tú,
pues nunca te vi.
Tú, que oscureces mi horizonte, franqueas mis montañas
y tu rabia, tu ceguera y tu profunda herida envenenan y cercenan.
Dime, quién eres tú,
pues nadie me advirtió
que clavarías tu cruz sobre mi espalda y reirías a la venganza;
dime, quién, quién eres que rompes la quietud y aunque me reconoces
me matas.
Tatas y tantas veces somos desconocidos tan solo a nuestros ojos, reconocemos y nos reconocen pero, ¿cómo es posible?, ¿quiénes somos? Más en tiempos de batalla en los que en la figura de nuestro enemigo, a menudo encontramos un rostro más que familiar.
ResponderEliminarUn bonito poema y una imagen de portada muy acertada :) Gracias por compartirlo!!
Gracias a ti por este comentario tan bonito, Blancaflor
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