Como
un preservativo acallado,
anudado
entre sonrisas cargadas de adolescencia.
Como
una caracola vacía:
de
crustáceo y de sonido
Como
un mar sin viento,
sin
olas, sin espuma,
agitado
y violento.
Como
un mantel
sin
nadie sentado a la mesa,
sin
sillas, sin familia,
sin
comida ni manchas de ayer
Como
el niño más pobre de Bombay
comiendo
jamón en la calle,
sentado
donde todos lo ven.
Como
la foto beis
de
un retrato de pared
que
todos miran
y
nadie ve
Como
una notita
por
debajo del pupitre
con
la esperanza de un si
y
el pulso agitado de una decisión
Como
una ventana tapiada,
un
muro derribado,
un
grafiti que nada esconde,
un
político que todo lo pretende,
una
farola apedreada
o
un horizonte que ahoga...
Como
un dedal manchado de sangre,
una
esposa con grilletes en el delantal,
un
crío de ojos vidriosos,
la
experiencia escondida entre las canas de un anciano,
la
parte umbría de la montaña
donde
raramente se baña el Sol...
Como
la utopía,
el
sentimiento
o
la razón
Como
una noticia en el periódico,
como
la OTAM en el Líbano,
las
guerras bajo estandartes,
las
balas, las sonrisas o las voces...
Como
la proliferación de un cáncer,
una
tos,
una
bañera teñida de escarlata
con
la sangre de uno
y
la muerte de dos.
Como
el jardín de Dios,
como
tú...
Yo
también, cuando nadie me ve,
me
entretengo afilando mis secretos.
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