jueves, 14 de junio de 2012

PARECEN PROHIBIDOS LOS "TE QUIERO-S"



Música de fracaso
de ganas de extirparme los oídos

Libreta repleta de desgana. De los barcos hundidos que hundimos, hoy no quedan ni las jarcias. Del mar que embravecimos con mentiras que no ocultarían ni todo el alcohol de las bodegas, ya no queda ni la sal para las heridas.

Libros torcidos en la librería, arrugadas sus páginas, arrugados los mitos. A la valentía la mandé ir a buscar respuestas y solo trajo ramos de rosas, que en lugar de espinas traían espectros.

¡Y a la mierda los amaneceres! gritamos, y quedaron todos escondidos bajo mi cama, donde guardo toda la mierda de poesía: coja y ultrajada por la prosa de mil tinteros.

A las horas en las que ni el más charlatán, dicharachero o maleante
tiene a nadie conectado al Facebook.
A las horas donde redes sociales sólo son redes.
Tan adentrado en la noche que sabes que despertarás en mitad del día.
Resacoso de poesía,
con la sensación del trabajo bien hecho.
Como la prostituta que consiguió
que no le atrapara la policía
...y esa bocina
que alterna el ego y alter ego con disparos tan dispares
de sobornos y disfraces de uniforme, cuya placa brilla más de día que de noche.

¡Silencio!...

Alguien habla de ti y de mí creyendo conocernos,
y arrebata predicciones.

Escucha... habla de cómo nos conocimos
de los condones (que no usamos)
escucha y oirás el eco de sus risas
cuando habla de las caricias que supimos que se escaparían a la historia y la eternidad.

Escucha...
Hay una brizna de silencio enredada en tu pelo que habla de nosotros hasta en los más oscuros inviernos. Que no teme que la escuchen ni padece rabia o sed. Que no tiene miedo del desprecio. Carece de fe. No posee cuerpo ni sombra, ni voz, ni tampoco alma que la proteja de la tempestad que nos arrecie. Porque no hay mayor hondura que la creencia en la que se quiere creer... y yo quiero creer que perdimos la jugada para volver a vernos... si... otra vez.

Escucha...
En el bosque de las marionetas sin hilo. En la selva de cabezas pensantes tan confundidas y condicionadas por el viento de sus vidas que hasta carecen de libertad. En el asfalto, tierra fértil de cosecha de grilletes y pedanterías. Allí hablan de mí. Y de mí contigo. Que no podría ser de otra forma, porque sin ti no vivo... y hablan de mí y de mi vida, como quien espolea el látigo con ojos cerrados y los labios apretados buscando a dar. Hablan de lo que sentimos y hablan de lo que somos.

Escucha...
No encontrarás respuesta en ninguna escucha. Nos enseñaron a escuchar para poder hablar, y nos repetían la lección cuantas veces hablaras de lo que ellos no querían escuchar.
Deja de escuchar y habla
Pues te prefiero equivocada pero viva en cada palabra,
que sabia y embobada

¡Shhhhhsss!
No compartas este secreto con nadie de ahí fuera...
de fuera de nuestra cárcel. No le digas a nadie que la construimos para que ellos no entraran. No menciones que hicimos nuestra prisión tan enana para que sólo cupiésemos nosotros dos. No lo hagas, o alargarán los barrotes, e incluso los prohibirán si hace falta... porque, joder, ya sé que hace muy buen tiempo fuera, y que aquí dentro hace peor. Pero que le voy a hacer yo, si soy esclavo de tus lindezas y de tus defectos enamoré a mi dedo índice, de tanto señalarlos, pasó a querer tocarlos, y ahora hasta mis dedos quieren besarte, con pellizcos si hace falta... o eso dicen.

Ni con refuerzos de soles y lunas, dejaría más alto el colofón de no saber si entenderás, de mis palabras... alguna. Espero que sean más de dos.

¡Qué lástima que nuestros besos siempre acaben en indecisiones!
Conversaciones de “luego” repletas de “no lo sé”,
perdidas las ambiciones de juntar tus faldas con mis sombreros...
¡Qué lástima que en nuestro juego, parezcan prohibidos los “te quiero-s”!

No hay comentarios:

Publicar un comentario