Nos hemos hecho.
“9 Crimes”
abofetea el silencio de la habitación de las recientes atrasadas dos de la
mañana. En bucle.
Escribir, sin necesidad, ni obligación, ni apetencia…
escribir como el borracho que va al baño, se mete los dedos hasta la garganta,
e intentar vomitar para sentirse mejor.
Tus eses me hicieron zozobrar anoche, me hicieron cuerdo y
enamoraron sin querer mi cuello de la primera soga que se cruce en mi camino, y
así, buscando un camino en el que buscarla, sonó el móvil. Eras tú al otro
lado.
O era el otro lado en ti.
Pero conjuguemos en presente. De costuras rotas y esperanzas
demasiado inteligentes como para engañarlas con otra. Créeme.
Tristes me miran mis ojos, no pueden quejarse de lo que ven,
pero sí que lloran cada uno de los rincones en los que no te pueden ver.
No estoy roto ni deshecho, no soy esa clase de cantautor
triste. No soy un desdichado ni tengo el corazón tan maltrecho como para dedicar
mi vida a armarlo. Sólo soy un puzle (si existen puzles de una pieza) y no
tengo lágrimas con las que recrear este cuento. No soy de ese tipo de tipos.
Sólo es, que soy contigo.
Contigo soy finito.
Y a la mierda lo infinito. Lo eterno puede esperar en la
estación más triste y gris que le dé más rabia. No habrá más trenes, cada vez
que vengas retrasaremos las horas, el reloj, el tiempo, los latidos y lo que
haga falta para que nunca llegues.
Nunca llegas.
Esta vida sólo tiene cárteles de salida y salida de
emergencia, ninguno de bienvenida.
No hay ningún “buenos días” en la recámara. Siempre
estuviste aquí metida y mañana cuando nos levantemos haremos lo de todos los
días: armarnos de valor, vestirnos de mentira, lavarnos los sueños de la cara y
salir ahí fuera a hacerle el amor al asfalto; y llamar locos a los que hablen
de bosques o montañas.
En este particular parchís que han creado para que tú y yo
no tengamos tiempo de mirarnos a los ojos y ver verdades en ellos, nos han
prohibido los “te echo de menos” porque “menos” es sinónimo de crisis
pesimistamente aceptada; y prohibidos los “te amo de más” por ser una medida
que atenta contra la austeridad. Aquí sólo comen fichas otros, y tus dados y
los míos tienen un cartel de “se alquila” donde debería de haber un 5.
- Perdone, ¿ha visto a su libertad?
- Me dijo que iría a ganarse la vida
- ¿Sabe dónde?
- No sé, supongo que en alguna esquina.
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