…y lo mandabas todo bien lejos.
Había inviernos que te veía en manga corta, desafiando a los
grados, proponiendo tu piel como campo de combate entre anhelos y pecados.
Daría todas las briznas de aire y todos los orgasmos de mentira por volver a
verte así vestida. Solo me evitaría estar durante los primeros minutos tras tu
despertar, parecía que tus sueños te regalaban infiernos para cuando abrieras
los ojos, sólo entonces…
…destrozabas todo cuanto veías.
Si las sábanas hablaran, preguntarían porque lo hiciste
siempre encima y nunca bajo su abrigo, y tú le hablarías de prisas, de luces
medio encendidas que dejaban ver la piel de quien intentaba poseer lo único que
callaba y mataba sin ser sábanas, ni estar afiladas… tus curvas. Esas noches
trémulas de estrellas sonrojadas y luceros del alba asomados antes de tiempo,
queriendo verte despierta, o tal vez haciéndole el amor a algún poeta. Luego
terminabas y dejabas en vilo la sensación de que algo comenzaba, si veías ilusión
en los ojos de con quien habías compartido alguna travesura, solías hacer eso
de…
...mandarlo a buscar baladas
¿Qué me dices de tus cabreos? Hay más de un acantilado que
debería de llevar su nombre, o mejor, pongámosle el nombre de cada uno de tus
enojos a cada uno de los botones de tu blusa. Así, los muchachos del barrio no
serán lo suficientemente suicidas como para intentar desabrocharlos. Y si de
suicidas va la cosa, ya sabrás que el cielo se ha suicidado por enroscarse
entre tu piel. Ahora ya tengo una excusa para aprender a volar. De cuando te
enfurruñabas se decía que todas las putas y sus esquinas aprovechaban para
sonreír, y así evitar que alguien las pudiese comparar con tu sonrisa. A fin de
cuentas, te enfurruñabas y al mismo tiempo…
…te olvidabas.
Daría todas mis palabras por no estar cerca de donde estoy,
pues estoy bien lejos, y seguiría escribiendo sobre tu sonrisa, pero estoy
destrozado; aunque mañana me encantaría verte, creo que estaré entretenido
buscándote baladas… duele tanto saber que por mucho que te escriba, de mí, tú
ya te olvidaste…
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