Difícil,
ella
que
vive a solas con la poesía,
descorcha
botellas fingiendo sorpresa
cuando
la hacen creer que rima,
y anda
descalza
pues no
cree en las heridas.
Ya no
muere tanto como cuando era niña,
no huye
cuando la noche
le humedece las mejillas,
y
aunque ella no lo sepa
ya no
quedan huellas que la sigan.
Ella se
viste sólo con mordazas
de
otros que callaron para siempre,
y observa
con la fuerza de quien sabe
que
todos mienten.
Única
amiga del viento,
náufraga
de cada palabra
que no
dice,
cansada
de cada infierno ajeno,
superviviente
en cada isla
que
escribe.
Ella es
experta en saltar al vacío
romperse
los sueños,
inundarlo,
y convertirlo en río.
Sin
apenas puntería
abate
cada latido,
frustra
al diestro,
encuentra
al perdido,
hace
frágil al orgulloso
y soñar
al más despierto.
Ella es
tristeza, gris y oscura.
Ella
duele cuando respira.
Ella, mi
musa.
Difícil,
la poesía.
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