Ya no hay mesías que nos
salve, ni principito que nos enseñe.
No hay historias de
héroes que nos creamos, ni lluvia que cale más allá de la piel. No hay parque
donde balancearse, ni café que nos mantenga despiertos. No hay valores, ni
honores ni olor a nuevo, porque ya todo es viejo.
Hoy no hay abuelos que
nos cuiden, ni tabaco que os distraiga, no hay consola o juego que no haya sido
superado por la verdad. No hay ficción, no hay emoción, no hay sueños, no hay
genio, pero si figuras... porque el dinero todo lo disimula. Este día es el día
del desprecio al hoy, del ciego que sólo ve mañana y del arrodillado que pide
perdón al dios que vivió en el ayer.
Hoy es una ventana sin
marco, porque lo hemos vendido. Un cristal sin nada que reflejar, porque lo
hemos matado, y abierta de par en par, pero sin corriente que nos visite,
porque quemamos nuestro hogar.
Si pudiéramos vender
orgasmos lo haríamos sin rechistar, y luego pediríamos descambiar el agobio que
nos vendieron en sitios donde el arte murió, y sólo quedan restos de naufragios.
Es la era de las prisas,
donde a todos nos falta tiempo y nos sobran estrellas que contar. Es la era
donde el color del cristal por el que se mira dejó de servir de nada, pues de
que sirve el color para quien está ciego.
No busco esperanza, es lo
primero que perdí. Además hay cosas que no se venden, aunque no lo creas, hay
cosas que no se llevan en los bolsillos, con las que no vas a ser capaz de negociar,
cosas que pesan más que el resto, que decidimos soltar para caminar más ligeros
y ahora, perdidos entre tanta bruma de sitios cuadrados y tanto suelo pidiendo
asfalto... a ver quién tiene cojones a respirar. Flotando entre nubes que no
llueven.
Hará falta que nos hieran
o que nos sacudan los instintos para que podamos salir de esta verborrea infinita
de formalidades, apariencias y mediocridades de tres al cuarto. Dependencias de
lo independiente. Hoy dependemos de lo vacío e independiente, y sin recibir
cariño alguno, lloramos por los rincones de nuestra mente.
Hoy, preferimos el vibrar
del móvil que la caricia de un sincero. Porque preferimos la ilusión de un difícil
a la certeza de un auténtico.
Este es un mundo donde la
diplomacia vive en las ramas. Los animales en campos de concentración y hasta
el aire es preso de aspas que giran y de agitadas respiraciones.
Este es un mundo de
cobardes. Y aprovecho para gritarlo: “¡¡Cobardes!!” Porque lo somos, y no
siempre lo hemos sido. Pero hoy lo somos. Huimos de responsabilidades, de
heridas en nuestro consciente o de nosotros mismos. Nos creemos a salvo entre
banalidades y placebos, y nos creemos reyes y reinas de todo lo que vemos.
Nos hemos convertido en
la especie que más se ha merecido su extinción.
A la hora de ser honrado
a todos nos cogen mirando el reloj. Esperando a que pase tal hora.
Malgastamos nuestras
fuerzas en pensar porque nos sentimos mal, cuando la verdad es que lo hacemos
mal: pues “pensamos”, y lo hacemos en nosotros, siempre de puertas para
adentro. Pues creemos que fuera hace frío y nadie quiere tiritar en un lugar
donde reír, llorar, pedir perdón o
simplemente hablar con sinceridad, es considerado un signo de debilidad.
Vamos a alzar la voz,
todos juntos, hagamos un todo de este mundo que huele a muerte. Creamos en los
sueños, volemos si podemos, y si no, agarrémonos al suelo y hagamos volar al
mundo. Que nadie se quede quieto agarrado a un asiento, que cante, baile y
disfrute del ahora. Hagamos el amor, que es mejor que hacer tiempo. Rompamos
las leyes para hacerlas de nuevo, pero esta vez sin basarnos en el miedo.
Basadas en la libertad y el amor, como derecho y obligación. Y obliguémonos a
sentirnos parte de este mundo, no sus dueños. No cometas el error de encasillar
este párrafo entre las ideologías de las que estás pensando, no es absoluto, ni
tan siquiera es. Por eso estoy aquí, por eso me estás leyendo y por eso se ha alzado,
antes que tú, tu vello. Para hacer de esto un sentimiento.
El hecho vendrá solo.
Para rescatarnos del desastre, o para ver, desde su privilegiada posición, como
nos hundimos en nuestro hoyo.
... y yo aquí, sin
palabras para besarte.
Tienes una magia en las manos que ya quisiera yo para las mias.
ResponderEliminarErizas el vello y las ganas de dejar de ser...
Me rindo ante ti, ante tus ideas y tu forma de dibujarlas.
Miles de gracias por comentar, y por hacer que llegue de una forma sutil y sin compromisos a algo tan bonito.Gracias, de corazon!!